Nos encargan la restauración de una silla vaquera.
En las siguientes fotografías vemos el estado en el que nos llegó la silla. El cuero de la perilla cuarteado, descosido y roto.
Los faldones, silla y caja sin lustre alguno y sin flor. El borren trasero despellejado, las defensas rajadas (totalmente resecas) y sin lustre.
El cuero crudo de la cincha reseco y empezando a cuartearse.
El borrén delantero comenzaba a estropearse.
Todos los chapones, tachuelas piquetes y anillas oxidados. Los latiguillos de unión de los faldones, cuarteados o rotos.
En general una fibra muy seca en todo el cuero y una flor casi desaparecida, sin lustre alguno.
El laborioso trabajo que sigue a continuación consiste en desmontar todas las piezas a trabajar sin recurrir a desmantelar la montura totalmente. Después se les proporciona las ceras y aceites necesarios para restaurar la flexibilidad. Las piezas teñidas se vuelven a teñir y todo se fija o ensambla de nuevo:
Y así se marcha la silla: